jueves, 6 de marzo de 2014

Nacida para morir



Hoy he recibido un tierno vídeo del nuevo bebé que ampliará la saga García. Como ha nacido prematuro, lo han pasado unas horas a la incubadora por precaución y, como es de imaginar, millones de recuerdos volvían a mi mente.

Después de dos años de empezar a buscar el embarazo, una mañana de Navidad me hice un test de embarazo y dio positivo.

Al segundo mes de embarazo, el saco amniótico estaba parcialmente desprendido de la matriz, pero con el tratamiento adecuado y un poco de reposo relativo, asunto resuelto.

A los tres meses ya se detectó que los riñones no se estaban formando bien, y había que controlarlos durante el resto de la gestación.

Pasé el resto de embarazo controlándome en la unidad de alto riesgo del Hospital General de Elche y a las treinta y seis semanas, el ginecólogo consideró oportuno inducir el parto.

Tampoco fue un parto sencillo ya que, a pesar de venir bien colocada, tener el peso correcto y haber llevado un embarazo muy controlado, pasé seis horas con subidas y bajadas de oxitocina. Al parecer, cuando las contracciones subían, las pulsaciones del bebé se perdían; de manera que todo acabó en cesárea, porque Rocío venía con dos vueltas de cordón al cuello.

Nació muy rosada, muy bonita y muy perfecta, de manera que se la llevaron a hacerle una eco del riñón para ver directamente cuál era su situación. Y todo parecía controlado. Todo hasta el día siguiente.

Pasamos una noche un poco agitada porque a Rocío le costaba un poco expulsar las flemas de la garganta y se ahogaba, de manera que su papá debía acomodarla y cogerla para ayudarla.

A la mañana siguiente, padre y niña fueron muy felices a la rutinaria visita del pediatra para ver qué tal estaba nuestra bebé y, el resultado fue un poco incómodo: Rocío tenía el pulso muy débil en las manos y en los pies. Como el pediatra quería comprobar la existencia de un posible soplo en el corazón, dio orden de que la llevasen a neonatos para que fuese revisada más meticulosamente por el cardiólogo infantil.

Una hora más tarde, este especialista estaba buscando a mi marido por toda la sala para explicarle el tema y, media hora después, volvían los dos a mi habitación para darme la noticia. El argumento del cardiólogo empezaba así:

" Buenos días, tu marido me ha pedido que venga personalmente a explicarte lo que tiene la niña, para poder aclararte cualquier tipo de duda que puedas tener"

Acto seguido, se sentó en una silla junto a mí, sacó un trozo de papel con una mano y con la otra un bolígrafo y empezó a dibujar, de forma muy esquemática, un corazón con sus aurículas, sus ventrículos, su arco aórtico, su vena cava, su ductus... y siguió diciendo:

"Esto sería un corazón normal, ¿vale?"; y entonces empezó a remarcar varias zonas dentro y fuera de éste y mirándome con firmeza me dijo: "y esto es todo lo que no detectamos correctamente en Rocío"

Lo que más me impresionó es el enorme segmento que marcó a la salida del corazón, un enorme arco aórtico que, en aquel momento creo que suponían dos centímetros y medio del imprescindible arco aórtico. Y ante mi cara de asombro siguió explicando con mucha serenidad:

"Rocío tiene una ligera atrofia en una válvula, una comunicación interventricular, una estenosis aórtica y una coartación severa del arco aórtico. En estos momentos tu hija sigue con vida porque la sangre limpia que tiene que salir del corazón para regar el resto de su cuerpo, circula por el ductus, pero esta pequeña arteria funciona durante el embarazo. Desde el momento del parto, el ciclo sanguíneo cambia y el ductus se va cerrando lentamente hasta llegar a su cierre total a las cuarenta y ocho horas. A tu hija le quedan menos de treinta. Dicho de otra manera: lo que tiene Rocío no es compatible con la vida. Pero no te preocupes que ya he llamado al hospital La Fe de Valencia y tienen reservado un espacio para ella; en tener un samur con incubadora  vienen a por ella y se la llevan. Ya está todo controlado."

Ese fue el mayor jarro de agua fría que había recibido en mi vida. ¿estaba en un mal sueño?,¿eso estaba pasando en serio?,¿qué estaba pasando?,¿se iba a morir mi hija? No podía creerme todo lo que me estaba pasando pero lo que era peor aún, ni siquiera me podía imaginar lo que me esperaba después.

Rocío pasó a ser conectada a una máquina que le suministraba prostaglandina constantemente para mantenerla con vida.

Cinco horas después, Rocío salía delante de mis ojos y, sin que yo pudiese hacer nada por acompañarla, hacia Valencia. Y su padre y su abuelo detrás de la ambulancia como si en la estela de una estrella se hubiesen convertido.

Y hasta aquí otro cachito de la vida de Rocío, o mejor aún este es el nacimiento de mi cruzada y, aún seguimos luchando cada día.

Gracias por estar ahí.


3 comentarios:

  1. Es conmovedor tu relato yoly pero mas aún la valentía de los pedazo de padres que sois ,y la mas valiente con todas las letras es esa pequeña Rocío!!!!,recuerdo como si fuera ayer,que nos despedías con lágrimas en tus ojos,y con otra vida en tu vientre!!!!los llevamos en el corazón!!!!beso enorme!!!Silvina y familiar de Argentina

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  2. Yolanda qué conmovedor. Sigue así porque seguro que estás ayudando a mucha gente. Y ánimo, que Rocío tiene mucha suerte de tener a unos padres como vosotros.

    Un beso!

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  3. No tengo palabras para agradecer todos los comentarios que me llegan por los distintos caminos.
    Lo bueno de todo esto, es que lo puedo contar.
    Pero lo mejor aún, es que , lo que empezó como un "tengo que hacer algo útil para quien lo pueda necesitar", se ha convertido en "algo que alguien quiere leer".

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