jueves, 20 de marzo de 2014

El cuarto de las moscas.



Mañana tenemos examen de lengua y, como no, hemos repasado a fondo y nos hemos dedicado para conseguir sacar una buena nota.

Hemos tenido una tarde movida, porque hemos estado en el médico consultando su dolor de piernas que, a menudo la incomoda por las noches,  más concretamente cuando ya se le acumula el cansancio con las ganas de dejar los libros porque, curiosamente, jugando a la consola no siente dolor.

No queriendo pecar de "madre que ignora las quejas de su hija", la he llevado al médico por si fuese algún problema que pudiera necesitar tratamiento para su crecimiento pero, tras una ligera exploración, la doctora ha considerado que sólo son dolores típicos del crecimiento y que con un poco de ibuprofeno, unos ligeros masajes y un poco de calor, pueden ser suficientes para que se le pase.

A la salida del centro de salud, ha pasado algo más de una hora en la academia estudiando sólo lengua y haciendo algún ejercicio que tenía pendiente, porque con ellos se motiva más a la hora de estudiar que en casa y, al tener menos motivos de distracción hemos conseguido que memorice mejor.

 Quizás las cosas de entendimiento, en algunas ocasiones no las consigue del todo allí porque son muchos niños y ella necesita una atención mas directa, pero gracias a ellos, Rocío es muchísimo más autónoma a la hora de hacer sus trabajos de clase y, sobretodo, de no intentar hacerse la despistada y decir no saber qué deberes tiene.

Cuando tiene que aprender y entender, en ocasiones hay que ser muy aventurer@s, porque hay que buscar recursos donde no los hay, pero gracias a mi vocación por lo infantil, logro sacar algún incentivo que le haga tomar las lecciones con un poco más de interés.

Ha vuelto de la academia con todos las seis formas verbales que debía saber y con los cuadros de gramática correspondientes aprendidos. Le encanta memorizar y que le pregunten, para soltarlos de memoria, aunque en realidad no sepa lo que está diciendo. Y es ahí donde nos viene el problema: conoce bien la teoría, pero a la hora de reflejar lo captado en las actividades, le falta capacidad de razonamiento y, es ahí donde yo le voy dedicando paciencia y estrategias varias.

Quiero agradecer a la Academia Aleshores el tiempo dedicado, la paciencia derramada con Rocío y el vínculo que hemos logrado hacer para agarrar con fuerza a mi hija y tirar de ella sacándola adelante. Porque antes de ellos, mi vida diaria era un conflicto diario cuando los trabajos escolares se interponían entre mi hija y yo.

Llegando ya a casa con la teoría memorizada, ya es más fácil hacer la entender los procediemientos de los ejercicios, porque una parte importante del trabajo, ya está hecha.

 Yo comparo su forma de aprender como si los conceptos que aparecen día a día fuesen moscas dentro de una habitación y los alumnos tuviesen que saber cuántas moscas hay. Cualquiera de nosotros tenemos un adhesivo en el que van quedándose pegadas todas ellas, pero cada uno tiene distinta adherencia, de manera que algunos las podrán contar más rápidamente que otros en el momento en que se le queden pausadas las moscas; otros, en cambio, tendrán que conformarse con contarlas una y otra vez al pasar por su lado, de manera que se les hará más larga y pesada esta tarea.

A día de hoy, sigo pensando que a mi hija le falta mucho pegamento, así que la única solución que encuentro por el momento es ayudarla a acorralar las moscas para facilitar su tarea y que no se le convierta aprender en una tortura. Por eso creo que debo modificarle el sistema de aprender, al tiempo que debo yo aprender a enseñarla; para que juntas hallemos el sistema de aprender de una forma, rápida, cómoda y eficaz; es decir, para siempre.

Hasta aquí mi día de hoy. Cruzaré los dedos y confiaré en que va a entrar al examen con ganas de hacerlo bien y de traer una buena nota a casa y a la academia, porque sabe que eso nos llena a todos de satisfacción y alegría, y sobretodo a ella.

Gracias una vez más por estar ahí.




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