sábado, 3 de mayo de 2014

Ni contigo, ni sin tí.



Estoy intentando descubrir cuál es la uténtica personalidad de mi hija o bien, la que el Síndrome le permite tener.

A pesar de ser muy alegre y muy sociable, llegando incluso al límite del empalagosamiento, cuando algo se mueve sin su control, entra en un ataque de pánico incorregible que en ocasiones te lleva a la misma desesperación, como es el caso de los perros, los gatos,  algún conejito casero, hámster. ..

No contentos con esta conducta, sumamos la de no tolerar la soledad, pero a la vez, no dejar espacio a quienes le acompañan. En mi caso, por ejemplo,  Rocío pasa el tiempo mandando a Paula todo lo que debe hacer y chivándome cada cosa que va haciendo su hermana. Aunque esté viendo la tele toda concentrada, por su mente va pasando un continuo listado de gente conocida y su duda sobre lo que estará haciendo cada uno. En otros momentos viene preguntando donde está su hermano o su padre, y a continuación suele venir la queja de por qué ella no se ha ido también.

Luego,  cuando le llega el momento de hacer balance de personal, Se da una vuelta por casa e intenta entrometerse en alguna actividad que esté realizando alguien.  Es decir, ella no crea sus propias actividades de distracción o recreo como puede hacer Paula,  sino que se convierte en "acompañante" de quien lo hace. Además le interrumpe, le desvia la atención,  irrumpe su concentración y si hay algún objeto motivador de la actividad, se hace con él,  provocando no ya la actividad en sí,  sino llamar y distraer la atención del otro sujeto.

 No satisfecha con la acción realizada, si la otra persona se queja, le recuerda que hay que compartir, y si abandona la actividad y va a hacer otra cosa, en un par de minutos,  ella la deja también y sigue alguno de estos dos caminos: o pantalla con botones (muy apetecible) o seguir persiguiendo a la gente para compartir o irrumpir en su actividad.

En esta tarde hemos venido al parque y en todo momento era la sombra de su hermana. Ha pasado el tiempo diciendo que si estaba con ella es para cuidarla.  Claro que por mí genial, porque así todo me lo cuenta, el único inconveniente es que no viene a contarlo, Lo hace a pleno grito sin importar el punto de distancia que la separe de mí. También pasa el rato llamándome para que la mire en cada cosa que hace, hasta que me satura la paciencia y le digo que tiene que jugar y disfrutar,  que cuando acabe ya me lo contará todo. Hay que tener un orden, ya que sino, no acabará de disfrutar de sus juegos, porque solo está pendiente de mí.

Otro detalle destacable es su manía de hacer ruiditos como cantinelas, ruiditos, golpes a objetos o interminables agitamientos con los pies como si de un tic nervioso se tratase. Este post podría ligarse con el del otro día, en el que comentábamos su manía de interrumpir las conversaciones de los demás. Cuando alguien está haciendo algo, ella copia su conducta, acoplándose totalmente hasta acabar con la escena original; pero si alguien hace algo que ella había iniciado o que alguien hace algo que ella suele hacer, se dedica a protestar de forma incesante.

Es destacable la poca empatía que tiene. Me parece una conducta muy egoísta por su parte, y una constante lucha para conseguir que entienda las sensaciones y los sentimientos de los demás. Es muy cariñosa pero muy poco sacrificada. Incluso cuando se enfada con su hermana y les digo que van a dormir separadas, Paula no hace sensación de disgusto, pero ella no deja de patalear porque no quiere estar sola.

Creo que es uno de los post más cargados de crítica que he escrito, pero todas estas sensaciones debían entrar en un solo bloque. No sé si he organizado bien mis ideas, ni tampoco si me queda algo en el tintero. De ser así, ya lo abocaré todo en otro momento que por hoy ya es suficiente.

Como cada día que paso por aquí: gracias por estar al otro lado y Feliz día de la Madre. Un beso para todas las mamás.




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