lunes, 3 de marzo de 2014

La palabra NO, la derrumba.



Hoy, 3 de marzo, día internacional de la discalculia, era momento adecuado para trabajar matemáticas.

Estamos de lunes y eso no lo puede cambiar nadie, el cansancio y las emociones que se viven los fines de semana nos remueven los lunes. A primera hora no había manera de levantarse de la cama, no nos apañaba la ropa, no nos apetecía el desayuno....bbbuuufffff

Para rematar la mañana, ayer fueron a ver una pareja de burritos que había en una campo y estaba toda emocionada contando cómo eran, que se había subido, que a ella no le daban miedo y a Paula (mi hija pequeña) sí....Bueno, qué pelea entre las dos que no había manera de que se guardasen turno para contarlo todo.

Cuando a salido a mediodía del cole, no se ha traído los deberes que tenía, de manera que los de la mañana y los de la tarde se han acumulado todos en un solo lote.

Así que el plato fuerte se nos ha quedado para la tarde, tarde. Entre catecismo y ducha hemos empezado a hacer los deberes a las siete pasadas.

Aunque ha empezado con muchas ganas, porque yo estaba con ella en la cocina, cuando llevaba dos ejercicios hechos, al intentar dar giro a la hoja para seguir en la página siguiente...¡¡¡ha tropezado con hojas ya escritas!!!

Para su sorpresa, hay veces que al pasar página se lía y gira la libreta de tal manera que la pone boca abajo y cuando sigue escribiendo no recuerda, por ejemplo, que si antes tenía el gusanillo a la derecha, luego lo debe tener a la derecha. Entonces, y luchando por hacer las cosas bien, ha decidido quitar las hojas que estaban al contrario para escribirlo todo bien. Es una campeona y, además, estaba contentísima con el tema de mates, porque le resultaba muy sencillo y estaba disfrutando con los ejercicios y quería que todo fuese perfecto.

El único problema que me suelo encontrar suele ser siempre el mismo: el tiempo corre más que nosotras. Por ese motivo la tuve que borrar de sus clases de baile con las que estábamos tan contentas: nos faltaba tiempo.

Rocío se encanta con cualquier cosa, todo lo observa mil veces, todo le llama la atención; suele ponerse la ropa del revés y tiene que volver a ponerse la ropa por dos veces. Le pone muchas ganas a todas las cosas, pero es muy inconstante y, si encima hace algo y le dices : "así no, tienes que hacerlo de esta otra manera...". ¡¡¡Mal!!!.La palabra NO, es su criptonita: la derrumba.

 Cuando me despisto y se me escapa esas palabrillas, ya tenemos el conflicto liado. La frase que le gusta a ella más es: "bien, pero... hay que arreglar un poquito esto otro para que se quede mejor, ¿vale?".

Bueno, lo bien que habíamos empezado los deberes se me acabó en un momento crucial: ejercicio de matemáticas de problema  (un planteamiento un poco rebuscado), la pequeña queriendo despedirse para irse a la cama con la típica retahíla de pipí, agua, besito, muñecos...;, el papá que ha vuelto a casa y ya se aproxima la hora de cenar...

Todo esto junto ha sido el fin de fiesta de una tarde que había empezado con muy buenas intenciones, pero que hay que saber hasta donde podemos llegar. Si las circunstancias no acompañan ya, los esfuerzos sólo nos pueden llevar a la desesperación y a efectos negativos. 

Así que ha cenado y se ha ido a descansar sabiendo que, aunque aún le quedaba mucho trabajo para mañana que deberá procurar terminar cuando se levante, lo que ha hecho lo ha hecho sola, bien y ha sido muy útil.

 Para mañana su premio será levantarse con cosquillas porque, aunque no ha terminado todas sus tareas, su conducta ha sido excelente y es lo que yo valoro en ella: una evolución.


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