jueves, 10 de abril de 2014

...¿y yo qué?



Desde hace algún tiempo, el comportamiento de Rocío en casa esta cambiando. No sé si será el trato de casa o la conducta con algunos de sus compañeros de clase.

Con Paula (mi hija pequeña), su conducta es muy competitiva y de mando. No quiere que su hermana le gane en nada, le gusta sentirse vencedora en todo lo que hagan a la vez como correr por la calle, subir las escaleras o comer y desayunar. Juntas son un reto constante, es la lucha de "¿por qué yo no?". Y además, ninguna de las dos quiere perder.

En parte, esta competitividad me viene bien para que se vayan superando mutuamente y así se vayan haciendo cada vez más autónomas, ya que el hecho de que siempre quieran ser mejores, les lleva a vestirse solas, recoger sus cosas, comer como deben, ducharse bien...

El mayor conflicto en su autonomía, creo que lo encontró cuando su amiga Ainhoa se fue a Francia a mitad del primer trimestre y su mayor apego se le escapó. Aunque es una niña muy sociable, se quedó descolgada, porque la otra amiga con la que compartía muchos momentos era Lorena, pero esta niña la trata como un bebé pequeño, la mima, la cuida, le hace todo lo que está en su mano para que ella esté bien, hasta la ayuda a ponerse la chaqueta y le ayuda a bajar la mochila.

Todos estos detalles son los que la han ayudado a vincularse con sus iguales, pero a su vez nunca ha dejado de ser la "bebé" del grupo. Al unirse a Ainhoa, y separarse un poco de Lorena, ella se ha ido haciendo más autónoma pero, al irse Ainhoa, se ha quedado descolgada y, por alguna razón ya no se siente tan cómoda con  las atenciones de Lorena. No deja de serle cómodo que la atiendan, pero ya quiere ser ella misma.

En ocasiones comparte actividades con otras niñas de su clase que son más tranquilas y con las que también hace muy buenas migas: las amigas de las pulseritas, otra niña que va y viene sola al cole y que ha encontrado en Rocío una amiga con la que compartir un ratito de patio y también de parque, con otras compañeras de clase que no le resuelven los problemas, pero que sí la aconsejan sobre como resolverlos.

Creo que Rocío está dando un cambio en su personalidad y en su forma de resolverse socialmente. Esperemos dar los pasos adecuados para que ese paso sea lo más beneficioso para todos posible.

Lo cierto es que está madurando, quizás no lo haga al mismo ritmo de sus compañeras pero ¿cuál ritmo es el adecuado?; ¿no nos estaremos equivocando intentando que los niños maduren tan pronto que en ocasiones parecen adultos en miniatura?; ¿por qué a veces tengo la sensación de que nos da envidia que ellos sean niños y nosotros ya no podamos volver a serlo?; ¿es mi hija una niña inmadura o realmente está disfrutando de la vida que tanto le ha costado mantener?.

Éstas son sólo algunas de las preguntas que muchas veces me hago y entre ellas me surge una muy importante: " si yo hubiese pasado por todo lo que ella ha pasado, ¿daría tanta importancia a las mismas cosas que se las da quien no lo haya pasado, o nuestras formas de ver la vida sería totalmente diferente?

Cada vez que lo pienso, lo tengo más claro: ella no es inferior, es diferente y hay cosas en esta vida a las que aún  no le ha encontrado el porqué pero, sinceramente, yo tampoco.

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