lunes, 28 de abril de 2014

Hermana mayor (foto real)



Indudablemente, Rocío está cambiando su conducta y su forma de ver las cosas de una manera muy favorable para su futuro. Supongo que, el hecho de ser la hermana de en medio, la está haciendo vivir situaciones que, de no ser así, no tendría que luchar por mantener su estatus y su condición.

Cuando nació era la pequeña de la casa y, además todos la esperábamos con muchas ganas, en especial su hermano, que aunque sólo tenía siete años, ya se ofreció para regalarle su riñón, si eso era lo que le hacía falta para que se viniese a casa.

Siempre ha estado rodeada de mucho amor y de muchas atenciones, pero por suerte para todos, el hecho de no ser la primera hija en nuestra familia, no la ha excedido de sobreprotección. a ello también la ha ayudado que yo estuviese profesionalmente dedicada a los niños entre cero y tres años. Todo esto ha dado lugar a estimularla desde bebé y en casa, a ver y valorar dificultades evolutivas que quizás de no ser por la profesión no habría advertido, y claro está, se me han escapado detalles de salud y emocionales ya pasada cierta edad, que son difíciles de percibir si no eres profesional en la materia.

Al llegar Paula, mi hija pequeña, la familia se reestructura, y Rocío cuenta con cinco años y medio. La conducta de Rocío empieza a cambiar desde  que Paula nace, sobretodo contra su hermano, quien se muda de cuarto con ella, a su habitación nueva, pero por muy chula que sea la habitación,  Rocío el cambio no le sentó muy bien.

Además, cuando Paula cumple un año y coincidiendo con su entrada en primero de Primaria (mayores exigencias que en Infantil), yo empiezo a trabajar fuera de  la provincia y salgo temprano de casa y vuelvo a media tarde, pasa mucho tiempo en casa de los abuelos y mi atención se ve muy reducida en relación a lo que estaban acostumbrados todos, es otro cambio importante, otro bajón, por muy alegre que ella se, las rabietas, por cosas insignificantes están a la orden del día.

Rocío luchaba por seguir siendo pequeña, quería seguir siendo niña, quería ser sobreprotegida, pero no sólo en casa, sino también en el cole, pero todo su mundo se había vuelto del revés: ya las cosas no las recogían las amigas, sino que cada cual debía recoger las suyas; en casa mamá ya no estaba para todo, sino que había poco tiempo para todo; los abuelos ahora tenían que repartir su atención entre las dos, y estaba enfadada con el mundo.

 Además, su hermano mayor, el que dormía con ella por las noches, se había vuelto a su cuarto y la había dejado a cargo de una bebé que poco podía hacer por ella y, creo que eso, no lo ha llevado bien; de hecho, hasta hace poco, todo le molestaba de Eloy, era como si no le hubiese perdonado que la abandonase en su cuarto; pero es evidente que las dos niñas necesitaban compartir habitación, y el chico, con catorce años, ya necesitaba intimidad.

En este, casi año y medio que llevo en casa con todos, estamos intentando poner a cada uno en su lugar y, aunque el dinero no sea lo que más haya abundado en esta casa, hay cosas que tienen más valor aún. Conseguir un poco de equilibrio familiar, a veces no es fácil y alguna que otra crisis nos ha costado, la verdad; pero vale la pena observar las distintas situaciones que se te pueden presentar y abordarlas entre todos. Ser árbitro familiar a la vez que ir dictando las normas cuando no todas las condiciones son las mismas en todos los hijos, no es tarea fácil.

Hoy en el parque nos ha demostrado que se reconoce mayor que Paula, que acata las normas que le corresponden y que se va a mostrar más participativa sin nervios, ni ansiedades (aunque esto será más lento), y que el hecho de hacerse mayor y que tengas más obligaciones y responsabilidades no implica que te quieran menos, sino que te valoran por motivos diferentes: tus propios méritos.

Si cuando yo era como ella pensaba en algunas ocasiones lo difícil que era ser hija y tener que hacer lo que te dijesen, era porque aún no sabía lo que era ser madre y consecuente de cada  orden que das, de cada tono que empleas y de cada beso que entregas. Ser madre es luchar continuamente por un futuro que no será el tuyo con un pasado que hoy estás marcando tú.

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