miércoles, 21 de mayo de 2014

semáforo rojo, semáforo verde.



Cada vez me sorprende más la falta de recursos que muestran algunos de los profesionales que tienen en sus manos el futuro de muchos niños.  Mientras hay unos que se desviven por hacerse llegar a dus menores,  hay otros que parece no hacersr eco del papel que deben desempeñar.

Puedo llegar a entender que,  en muchas ocasiones, resulte difícil llegar a los padres en un centro como el de Rocío que casi puede considerarse de integración.  Pero no creo que lo más adecuado para el alumnado sea el desmadre de sistema educativo que impera en este centro.

Es de todos sabido que cada niño es un mundo;  que cada padre es diferente y que csda madre también lo es; que en cada familia hay unas costumbres diferentes a los de cualquier otra; que cada casa tiene reglas distintas; y, si a todo esto, además añadimos alumnos que no tienen interés en el aula,  y algunos profesionales que están cansados de lidiar con la diversidad de idiomas y con la rotación de compañeros docentes,  encontramos todos los ingredientes necesarios para un fracaso escolar masivo.

Este año,  el grupo de Rocío ha sido afortunado en la designación de tutora, pero el año pasado,  fue un completo desastre. El tutor no consiguió hacrrse con el grupo en todo el año; con su sistema de "colegueo", lo único que consiguió fue desbaratar el grupo y que aprendiesen entre poco y menos. Pero como tercer curso no cierra ciclo, no pasaba nada, al año siguiente, que se lo trabaje quien venga detrás. Y asi ha sido.

Yo con Rocío trabajo mucho en casa de formas muy distintas, y busco recursos para llegar a ella y hacerle entender conceptos que puedan resultarle ambiguos. Pero,  lo que a mí me conmueve,  es que si en un aula suspende un tercio de la clase o mas tres o cuatro asignaturas de las denominadas troncales o principales, ¿ no será que los niños no encuentran las clases interesantes o no les llaman la atención lo suficiente como para despertar su deseo de "saber mas"?

Independientemente de la atención que unos padres muestren por la educación de sus hijos, y no dudo que sea un punto importante de su educación,  la sociedad en sí está desmotivada,  pero no debemos permitir que ese sentimiento negativo del momento haga mella en el futuro de nuestros hijos.

Hoy hago desde aquí un llamamiento a padres, madres,  tutores y profesionales de la enseñanza y la educación,  para buscar soluciones que motiven a los menores a desear aprender cada vez más,  porque sus conocimientos de hoy, serán sus armas mañana. Demos luz verde al semáforo rojo que no les permite avanzar;  sus futuros estan en nuestras manos,  animemosles a ser cada día mejores,  porque lo son,  dolo necesitan que nosotros tengamos fe en ellos y les propongamos las directrices correctas.

Siento el sermón que he soltado hoy, pero me duele mucho que las crisis siempre se nutra de inocentes. Gracias por estar otro día más.


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