martes, 25 de febrero de 2014

Cuando todo cae en saco roto



Esta mañana teníamos que seguir repasando un poquito para el examen de matemáticas. Pero su cabeza estaba más pendiente de la consigna que tocaba hoy que de centrarse en los decimales.

Desde que se ha  levantado sólo repetía : ¿qué me vas a pintar en la cara?, ¿me vas a pintar los labios?, ¿y los ojos?... Por más que le repetía que: primero, desayuno; segundo, vestirse; tercero, repasar decimales; y por último llegaríamos a la pintura de cara; ella no se centraba en lo que tenía que hacer.

Estaba desinquieta, acelerada, no dejaba de hacer el péndulo con sus pies, me tenía desesperada y yo, lo único que le repetía es que esta mañana era como los dibujos de "Dora la exploradora": hay que seguir el camino que marca el mapa para llegar a donde queremos. generalmente me suele dar resultado pero hoy no había manera de lograrlo.

Los dos primeros pasos no le han costado apenas nada, pero el repaso...¡buf, el repaso! Creo que si lo que ha hecho en mi casa valiese nota, no sacaba más de un dos. Teniendo en cuenta que Rocío no tiene adaptación curricular, para nosotros las notas valen el doble: mientras a todos los niños se les invita a sacar un diez, nosotros nos conformamos con ir aprobando.

La desesperación ya se me desbordaba por los poros, ya no sabía cómo intentar explicarle las cosas, estaba claro de que el control iba a ser un desastre y que todos mis intentos estaban cayendo en saco roto. Cuanto más le hablaba menos me escuchaba; cuanto más le explicaba menos me entendía y cuanto más le preguntaba, menos me respondía.

Hoy me he sentido la "madre invisible" y la más desesperada. Así que le he dibujado un corazón en la cara y un poquito los labios para que no le echen harina en la cabeza al llegar al cole, no vaya a ser que encima me vuelva enfadada por hacer el ridículo si los compañeros se ríen de ella al no ir pintada. Porque si eso ocurriese, ya tenemos "bloqueo" para todo un día.

Con este estado de ánimo nos hemos ido al cole y me he ido a correr un ratito para dejar por el camino toda mi ansiedad y mi desesperación. Y lo he conseguido.

A las doce y media cuando he vuelto a recogerlas, una buena noticia bajaba por las escaleras entre los labios sonrientes de Rocío: había aprobado el examen de lenguaje del viernes, y con un 6´3.¡¡ Para nosotros es una "notaza"!!.

Empezamos la mañana con mal pie pero hemos acabado con buen sabor de boca.

¡¡Enhorabuena campeona, poco a poco vamos avanzando!!

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