lunes, 24 de febrero de 2014

Cuando nos puede el cansancio...



¡Vaya día hemos tenido hoy, con lo bien que habíamos empezado!

Con las emociones de la víspera de carnaval, nos hemos levantado eufóricas empeñadas en que no se nos olvidasen las consignas que debíamos presentar al cole. ¡Genial! Hemos podido aprovechar esta emoción para conseguir hacer todas las tareas de aseo de la mañana casi sin problema. No dábamos pie a la distracción porque si acabábamos pronto preparábamos los gorros y...¡al cole!

Después de una mañana como todas las demás, ha salido con los trabajos de lenguaje para hacer en casa a mediodía, lo que nos viene genial porque a mediodía está más descansada y lo que podamos adelantar, pues mejor.

Aunque el tema era complejo: seis  tiempos verbales de la primera conjugación, ha empezado con ganas y ha conseguido hacer dos ejercicios antes de irnos al cole.

La vuelta de la tarde ya ha sido un poco más dura. Nada más regresar se ha tomado casi una hora de descanso mientras merendaba viendo la tele con su hermana, porque son tan inseparables como insoportables cuando les da por provocarse una a la otra. Después teníamos catequesis y le encanta ir sola, ya no quiere que la acompañe y; aunque está a tan sólo cuatro calles, no me fío de ella porque su mayor ilusión es irse a la casa de todo el mundo, aunque sean desconocidos. Así que para concederle un poco de autonomía la dejo que se adelante alguna calle, que cruce por calles diferentes a las que lo hago yo, o simplemente que ella vaya por una acera y yo por otra, pero nunca la pierdo de vista más de tres minutos. Lo siento pero eso es algo que aún no tengo superado.

La vuelta a casa ya de tarde ha sido un constante regateo: tengo sed, tengo hambre, me meo, no sé donde ponerme, no encuentro el borra...Sólo tenía que terminar cuatro ejercicios que le quedaban de lenguaje y repasar el tema de cálculo con decimales porque mañana tiene examen.

A pesar de mi insistencia por empezar repasando mates, su empeño desesperado por acabar lenguaje porque si no lo llevaba hecho le ponían un negativo, he tenido que ceder en respetar su elección de preferencia, porque si la tengo obstinada en que le ponen un negativo, finalmente no conseguiríamos adelantar ni una cosa ni la otra.

Supongo que su inocente intención era la de "mi mamá me ayuda a terminar pronto y así tengo tiempo para lo que ella quiere que haga". Hace un tiempo le salía bien, para qué engañarnos, pero me dí cuenta de que acababa dándole todas las respuestas en bandeja, impidiendo así que ella aprendiese a resolverse sola.

Mi sistema es no dejar de preguntarle constantemente en si está segura de la respuesta que da, sin mostrar ninguna diferencia expresiva que le sirva de pista cada vez que cambia su contestación, porque caí en la cuenta de que iba probando y probando hasta que agotaba mi paciencia y me vencía. Pero un día probé a que fuese ella la que reafirmara su respuesta y que razonase porqué y desde aquel momento, acabar los deberes se hace eterno pero os puedo asegurar que aprende mucho más y mejor.

Cuando, después de mucho "mariposeo" por su parte y de una constante cadena de:" míralo bien, búscalo en el cuadro de conjugaciones, ¿estás segura?, yo no lo sé ..." por la mía, casi los hemos acabado todos.
Sí, casi. No siempre se pueden acabar todos los ejercicios y prefiero pocos y bien que muchos y mal. Las actividades se mandan para que los niños aprendan e interioricen los temarios propuestos, no para que rellenen libretas y libretas.

Hay momentos en que seguir el mismo camino sólo nos va a llevar de cabeza al abismo. Ese momento  en el que nosotr@s estamos a punto de perder el control y los nervios es el perfecto para decir: "vale, cambiamos de actividad".

Ese cambio de actividad no significa "vete a ver la tele", no. Ese es el momento en el que nosotr@s decidimos que se ha podido saturar de una misma cosa y que va a hacer otra que quizás tome con más ganas pero que no es la de apremio que ella espera.

En ese momento hemos empezado el repaso con mates y ha sido con una actitud muy positiva porque el premio era cenar viendo la tele al acabar el repaso.

Así que después de una tarde de batalla como siempre, sólo me queda esperar que mañana cuando se plante delante del examen no se le vaya la cabecita a pensar en otras cosas que no sean los decimales.

Su frase mientras repasábamos para el examen ha sido: " Voy a repasar los problemas porque a mí me cuestan mucho, ¿verdad?"
Y mi respuesta ha sido: " a todos nos cuestan mucho porque son difíciles de entender y un poco liosos, pero si repasamos con ganas, nos saldrán superbien".

Hasta hoy un repaso por esta lucha, que es para tod@s educar a nuestr@s hij@s.

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