jueves, 3 de julio de 2014

Me muero por tus huesos.



Después de tanto tiempo sin escribir ni una palabra, es cuando te das cuenta de la cantidad de personas que hay al otro lado de este blog compartiendo sentimientos y emociones con quien plasma este texto.

Todo este tiempo de reflexión se ha llenado de noticias nuevas que intentaré no precipitar demasiado para poder darle a cada tema el valor que se merece.

Estos días tenía las cabeza en otras cosas que no me dejaban pensar con claridad y,  sinceramente,  escribir por escribir no es plan.  Entonces ahora que ya está todo más encauzado, vamos a ir resolviendo los temas pendientes.

No sé si llegue a comentar en algún momento que Rocío desgastó los zapatos de invierno de la parte interna del calzado. Lo que todo parecía ser un "mal vicio" de andadura,  ha acabado en un corsé.

La llevé al pediatra por si necesitaba plantillas o hacer algún tipo de ejercicio físico que le ayudase a corregir el problema y, al revisarla la doctora,  observó que las rodillas le chocaban y que giraba ligeramente los tobillos.

Visto esto, la pediatra la deriva a la especialista en rehabilitación para que proponga ella qué hacer; y ésta última,  le manda una radiografía de piernas, de tórax, y una mesura de cadera y columna.

Pues bien,  hoy era el día de recoger los resultados y allí estaba yo. Preparada para recibir cualquier tipo de noticias, pero no estaba preparada para ver lo que he visto.  Después de ver los resultados,  la doctora,  muy amablemente se ha dispuesto a explicarme los resultados y, al girar la pantalla del ordenador, para puntualizar mejor los detalles,  casi me caigo del susto.

Igual no estaba preparda para ver lo que he visto,  ni para escuchar lo que he oído,  pero lo cierto es que a los padres que han puesto corsé a sus hijos y han visto la radiografía,  se les habrá quedado la misma sensación de "¿Cómo puede estar esto así y yo no haberme dado cuenta antes? "

El resultado final es que, a la lista de patologías de Rocío,  ahora añadimos escoliosis y, como aún no estoy familiarizada con el tema, os diré que tiene doa desviaciones de la columna: una alya de diecisiete grados, y otra lumbar de veintiocho grados.

Aún no se cómo funciona esto, pero me han explicado que tendrá que verla otro especialista,  y que llevará corsé durante veintitrés horas al día.  Sólo se lo quitará para ducharse y hacer los ejercicios que le indique la fisioterapeuta. Lo más gracioso es que tendrá que llevarlo,  posiblemente hasta los dieciocho años.

Este es otro tema nuevo al que nos invita este simpático síndrome que nos va a hacer auténticos especialistas en todos los campos de la medicina y de la educación,  claro está sin dejar de lado el de la solidaridad y el del campo afectivo. Es evidente que quienes estamos tocados de cerca por éste y otros síndromes, estamos ganándonos un máster en la carrera de la vida.

Como cada vez: gracias por ser parte de este blog.

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